“Señor, mi Dios, venimos a tu presencia y nos inclinamos ante ti. Nos presentamos y nos concedemos los pensamientos de tu corazón para comenzar a comprender tu voluntad.
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Dirige nuestro corazón hacia ti, hasta lograr tu propósito de expiación y redención por la obra silenciosa de tu poder omnipotente.
Concédenos seguir regocijándonos y alegrándonos juntos, ayudándonos unos a otros en lugar de oprimirnos.
Tenemos el inmenso placer de tener tu Espíritu Santo en nuestras vidas, para alegrarnos en los momentos tristes y ser nuestro consuelo en los momentos de angustia y soledad. Gracias Señor por todo y continúa con nosotros siempre. Amén"