“Unos días después, cuando Jesús regresó a Cafarnaúm, la gente se enteró de que estaba en casa.
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Se reunió allí tanta gente, que no había lugar ni siquiera a la puerta; y les predicó la palabra.
Llegaron unos hombres trayendole un paralítico, llevado por cuatro de ellos.
Al no poder llevarlo hasta Jesús a causa de la multitud, quitaron parte de la lona del lugar donde estaba Jesús y, por una abertura en el techo, bajaron la camilla en la que yacía el paralítico.
Jesús, al ver su fe, dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Algunos maestros de la ley estaban allí sentados, pensando en sus corazones:
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“¿Por qué este hombre habla así? ¡Estás blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios? “
Jesús inmediatamente se dio cuenta en su espíritu de que esto era lo que estaban pensando y les dijo: “¿Por qué estáis meditando estas cosas en vuestros corazones?
¿Qué es más fácil decirle al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados', o: 'Levántate, toma tu camilla y anda'?
Pero para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar los pecados - dijo al paralítico -
Te digo:
Levántate, toma tu camilla y vete a casa”. Se levantó, tomó la camilla y salió a la vista de todos.
Ellos quedaron asombrados y glorificaron a Dios, diciendo: “¡Nunca hemos visto nada igual! “.
Marcos 2:1-12
La importancia del evangelio del día
Como cristianos, le damos un gran valor a la Palabra de Dios. Es mediante la creencia en la Palabra de Dios que somos salvos (Rom 10:17). La Palabra de Dios se convierte entonces en nuestra guía de vida en todas las circunstancias, ya sea en el ámbito laboral, en la vida social o incluso en el círculo familiar. Nuestra aspiración debe ser vivir según la Palabra de Dios.
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Cada día un hermoso texto de la palabra de Dios para que medites y hables con el Padre.
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